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Competencia en idiomas extranjeros

Se está haciendo evidente la fuerza con la que ha arrancado la moda del bilingüismo en la Comunidad de Madrid. Los padres llevan a sus hijos a este tipo de centros que proporcionan este servicio porque la preparación es mejor. Si no queremos quedarnos atrás en el manejo de los idiomas respecto a otros países europeos, tenemos que ir a la vanguardia en este tipo de competencias y el contacto entre lenguas es siempre consecuencia de un movimiento cultural y político permanente con implicaciones para las lenguas afectadas.

Ni que decir tiene si pensamos en el futuro laboral de nuestros actuales alumnos. Los niños que no están en centros bilingües tendrán que formarse fuera de la escuela porque ésta no se lo proporciona.

Quienes defienden la institución educativa monolingüe, que ya no son padres sino profesores a los que les da miedo la velocidad de los cambios, el desplazamiento en el puesto de trabajo (que supone cambiar de nivel o desempeñar otra función en el centro), tienen la creencia en que nuestra lengua es como respirar y que todo aprendizaje o invasión de otro idioma va a ir en detrimento de lo natural. Cuando se les interpone en alguna medida, encuentran que las demás lenguas son una estupidez, una molestia y una agresión.

El bilingüismo constituye un verdadero motivo de enriquecimiento por el mero hecho de deparar a sus hablantes una visión relativista de las lenguas (de las culturas, etc.). Pero por lo común, el uso de lenguas no dominantes sirve de bien poco y puede constituir hasta un factor de riesgo, al menos de discriminación.

Ya se extienden rumores sobre la “clase” de alumnado que quedará en estos centros. Serán en su mayoría de una clase socioeconómica baja, muchos de los cuales vengan desplazados por tanto idioma que les impide seguir un currículo en inglés. ¿Cómo van a ayudarles sus padres con las tareas si no las entienden? ¿Qué ocurrirá con los niños que presenten dificultades en el lenguaje? ¿Qué ocurrirá con la discapacidad, las necesidades educativas especiales y la integración?

Recientemente me informaron de que la famosa prueba de 6º de Primaria, en los colegios bilingües, no la hacen todo los alumnos matriculados en ese nivel, sino que la realiza un grupo de alumnos, reducido y seleccionado por los profesores, “representativos del nivel del centro”. Los resultados se hacen públicos y se utiliza como reclamo o forma de propaganda, en una circunstancias no realistas de la realidad porque están sesgando una prueba y por tanto los resultados. Ahora tienen que competir con esto los centros con alumnos con dificultades de aprendizaje, de forma que se dé la vuelta a la tortilla y la relación causa-efecto se invierta y el argumento se convierta en: “Los centros no bilingües tienen menos capacidad de preparación para sus alumnos”.

Hay quien cuenta experiencias como las de Cataluña con tantos años de bilingüismo, y que se convertía en una forma para evitar las desigualdades de los inmigrantes que tenían que residir allí y que es un medio de inclusión. Aquí en Madrid se utiliza como manera de crear una élite de estudiantes y como forma de separar alumnos en función de su contexto socioeconómico. En ambos casos se rige por la política y por la interpretación que cada uno haga de un recurso, el inglés, que beneficia a toda la población.

En mi opinión, creo que no es conveniente que conocimiento del medio se imparta en inglés porque pierden vocabulario. No hay que subestimar los poderosos recursos actuales que pueden frenar los cambios en cualquier situación de contacto entre lenguas: los medios de comunicación. Aun así, no hay todavía motivos para pensar que estos recursos sean capaces de estabilizar de forma permanente ninguna situación de contacto lingüístico. La televisión, el cine y la prensa tienen que usar el inglés para reforzar el uso de las dos lenguas. Tienen más peso e influencia, a veces por desgracia, que la escuela. Por lo tanto, estudiar y usar el inglés no debe ir en detrimento de áreas como la anteriormente nombrada, sobre todo porque los padres de hoy no tienen esa preparación y no podrán reforzar lo trabajado en la escuela. El cambio corresponde a la sociedad, y puesto que la escuela siempre ha sido un reflejo de ésta, debe ir introduciendo el otro idioma, pero poco a poco, sin intención de exclusión y, menos aún, como politización. Nunca ha podido la educación cambiar la sociedad, siempre hemos ido un paso o dos por detrás, y no podemos pretender ahora lo contrario metiendo el inglés con calzador. Sin embargo, ahí sigue la enseñanza de la religión con dos sesiones semanales por la tradición española y su influencia histórica en todo lo concerniente a la educación.

Por lo tanto, ¿el objetivo es preparar al ciudadano en competencias básicas para la educación permanente o se trata de cambiar lo que nos interesa?

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